GRUPO DE JÓVENES

MATERIALES PARA LA PREPARACIÓN DEL ENCUENTRO DIOCESANO DE SEMANA SANTA


I  SOY HIJO AMADO
“ALGUIEN TE AMA MÁS QUE…”

VAMOS AL ENCUENTRO DE LA MISERICORDIA

RESEÑA:
          Con estos encuentros pretendemos descubrir la Misericordia de Dios, hacer experiencia de su amor, ese amor que desborda desde el corazón del Padre y lo descubrimos en nuestra vida cotidiana.
          Planteamos algunos encuentros que llamamos de base, después cada Animador podrá tomar lo que más le sirva y crea aporta a la vida de su grupo y sus chicos.
          Debemos aclarar, que estos encuentros, han sido pensados para grupos que ya han tenido tiempo de conocerse un poco, dónde se ha generado un clima de confianza, respeto, escucha, ganas de estar juntos y deseos de crecer en la Fe.

1er ENCUENTRO.
·         Bienvenida. Que sientan que los estábamos esperando, por eso debemos esperarlos con el lugar preparado y con disposición para que se sientan Bienvenidos. Podemos usar una canción de bienvenida, una oración, etc…
·         Le entregaremos a modo de regalo un cuaderno que sí conocemos bien a los chicos, puede estar personalizado, de lo contrario los inventaremos a que cada uno lo personalice, ya que este cuaderno, que será de uso personal, vaya tomando la “identidad” que cada uno quiera darle, sabiendo que será un compañero en el camino que recorremos juntos, y que nos llevará a conocer cada vez más a Dios.  (Este puede ser nuestro primer encuentro, el cuál terminaremos rezando y dando gracias por lo vivido, compartiendo las expectativas que tenemos para este grupo)
·         Encontrarán en el salón una hoja (papelógrafo) en blanco.
·         Escribiremos en esa hoja a modo de lluvia de idea, lo que es para cada uno de los integrantes UN PADRE (Incluso, cuando la experiencia o imagen de padre que se tenga no sea buena, lo ponemos igual).
·         Buscaremos en la Biblia, lo que Dios dice de sí mismo y de su Misericordia (tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, agregaremos al final algunas citas que los pueden ayudar)
·         Puesta en común de lo que hemos descubierto de Dios, comparamos con lo que hemos escrito. ¿Qué nos dice? ¿Nos invita a algo? ¿Queremos dejarnos amar por ese Dios, que se nos presenta con un amor infinito? ¿Por qué? ¿Tengo dudas? ¿Cuáles?, ¿Creo en todo ese amor? ¿Por qué?. (Acá necesitaremos de la figura del Animador – Catequista, dispuesto a abrir ese espacio de preguntas, poder acompañar a los chicos frente a las dudas, inquietudes, temores que aparezcan y si hay algo que no se puede contestar, o no sabemos cómo acompañar, no dudar en pedir ayuda, puede ser al Sacerdote de la comunidad, a otros catequistas, etc.  y cuenten también con nuestra ayuda).
·         Les proponemos ahora escuchar, la Canción o Evangelio del Hijo Prodigo o Padre Misericordioso (es el mismo Evangelio, que se lo reconoce por esos dos nombres), también pueden escuchar la canción del Alfarero, u otra que hable del amor incondicional de Dios.
·         Proponemos luego un tiempo para abrirnos a este amor, dónde de ser necesario nos dejaremos sanar por Dios, presentando nuestras heridas, aquellas que han sido producto de una mala relación con nuestros padres, o de malos momentos con ellos, y si no tenemos la fortuna de no tener heridas de ese tipo, es el tiempo para dar Gracias a Dios por lo que nos ha regalado a través de nuestros padres. (Debemos generar un clima de silencio y oración, podemos de tener la posibilidad invitar a los chicos a ir a otro lugar, como por ejemplo el templo, para este momento), luego de un tiempo de encuentro con Dios, quienes deseen pueden expresar en voz alta lo vivido y rezado.
·         Nos despedimos dando gracias a los chicos, por este tiempo de encuentro, y con entusiasmo los invitamos para la próxima reunión.
CITAS BIBLICAS: Is 49, 15; Jn 15, 9; Mt 3, 17; Jn 3, 16; Jr 31, 20, Is 54, 10; Is 49, 16; Jr 31, 3; Sof 3, 17, Rom 8, 38-39; Sal 103(102), 8

2do ENCUENTRO.
·         Bienvenida. Que sientan que los estábamos esperando, por eso debemos esperarlos con el lugar preparado y con disposición para que se sientan Bienvenidos.
·         Nos recibirá una imagen del Padre Misericordioso  (Sigger Koder, es un pintor sacerdote, que tiene unas imágenes increíbles, les recomendamos lo busquen en la web, verán que su obra es bastante grande, encontrarán la imagen del Padre Misericordioso /Hijo Prodigo y muchas otras que les pueden ayudar en distintos momentos).
·         Esta imagen estará ubicada en un lugar preferencial del lugar de encuentro, y puede estar alumbrada de manera especial (podemos usar velas o lo que se les ocurra).
·         Previo al encuentro le pediremos a los chicos que a este encuentro vengan con un objeto o imagen que para ellos sea muy importante.
·         Presentamos la imagen u objeto que se ha traído, contando brevemente porqué lo hemos elegido.
·         Proponemos un momento personal, dónde pensar lo bueno que hace en mi vida esa persona que está en la imagen o que tiene que ver con el objeto elegido.
·         Luego de este tiempo, nos damos el espacio para agradecer por esa o esas personas, lo podemos hacer cantando.
·         Invitamos al grupo a acercarnos a la imagen que nos está acompañando desde que empezamos este encuentro. Nos vamos a dar un tiempo para contemplarla en silencio, intentando ver todo los detalles que en ella hay, los rostros de los distintos personajes, las manos, la postura corporal, sus ropas, el lugar donde están… etc.
·         Luego de un rato el Animador -  Catequista lee el Evangelio (Padre Misericordioso / Hijo Prodigo).
·         Nos damos un tiempo para reconocer que nos dice el Evangelio, dejamos que los chicos puedan expresar lo que en ellos despierta. Luego es importante que el Animador – Catequista pueda hacer una reseña sobre el mismo, contextualizando, y contando el sentido que esté tiene (si no lo tiene muy claro, no dudar en pedir ayuda)
·         Nos preguntamos: ¿A qué me invita esto que he descubierto hoy? ¿Cómo le retribuyo a Dios su Amor Misericordioso? Lo escribimos en nuestro cuaderno personal.
·         Terminamos cantando a modo de agradecer y alabar a Dios.

3er ENCUENTRO.
·         Bienvenida. Que sientan que los estábamos esperando, por eso debemos esperarlos con el lugar preparado y con disposición para que se sientan Bienvenidos.
·         Este será un momento de escucha, disfrutaremos del Testimonio de algún integrante de la comunidad, o persona conocida por el Animador – Catequista,  Cura, Hermanas,  integrantes de la comunidad, que pueda dar fe de como su vida fue transformada, cuando se encuentra con el Amor Misericordioso de Dios.
·         Para terminar este encuentro de escucha e intercambio con esa persona que ha dado Testimonio del Amor de Dios, compartiendo una merienda, cena, o lo que se les ocurra.

4to ENCUENTRO.
·         Bienvenida. Que sientan que los estábamos esperando, por eso debemos esperarlos con el lugar preparado y con disposición para que se sientan Bienvenidos.
·         SERVICIO: En este encuentro, nos proponemos  pensar juntos de qué manera podemos llevar un poco del amor de Dios a los demás.
·         Pensaremos un servicio para hacer juntos, teniendo en cuenta lo que esto implica, este será un tiempo de hablar lo que es un servicio, como debemos hacerlo y de qué manera, buscaremos hacer aquello que veamos que podemos dar una mano y ayudar a otros.
·         Acordamos y nos preparamos para realizar el servicio.

5to ENCUENTRO.
·         Realizamos el servicio.

6to ENCUENTRO.
·         CELEBRACIÓN DEL PERDÓN. ¿Cómo me cierro al amor de Dios?
·         ¿Cómo me cierro al amor de Dios?
·         Podemos presentar distintas noticias que nos hablan de estar lejos del amor de Dios, dónde parece que lo malo, lo negativo,  el odio, la envidia, el rencor, el poder, etc., ganan y destruyen…
·         Analizamos juntos esas noticias, y nos preguntamos ¿Dónde está el amor de Dios acá? Vamos entre todos buscando la respuesta o respuestas a esa pregunta.  El Animador -  Catequista, deberá ir tomando lo que los chicos van diciendo y construyendo la respuesta frente a lo que va surgiendo.
·         Luego nos hacemos personalmente la pregunta: ¿Y yo me cierro al amor de Dios? ¿Cuándo?  ¿Por qué? ¿Cómo me siento? ¿Por qué lo hago? ¿Qué busco? ¿Qué encuentro?
·         Si contamos con Sacerdotes este puede ser un buen momento para el sacramento de la Reconciliación. Sino buscaremos la manera, de cada uno pueda tener un momento de encuentro con Dios, para poder pedir perdón por esas veces en la que se cierra al amor de Dios.
·         Buscaremos un gesto para terminar este momento, puede ser que cada uno después de ese tiempo de encuentro con Dios, encienda una vela,  a modo de sentirse alumbrado y acompañado por Dios, este Dios que no deja de amarme y que está siempre dispuesto a encontrarse con migo y abrasarme.
·         Podemos terminar cantando y celebrando el encuentro con Dios que me ama y me perdona.

7mo ENCUENTRO.
·         Taller sobre ¿Cómo la Iglesia manifiesta el amor de Dios?
·         Sería muy bueno poder invitar a alguien que en un lenguaje joven, nos pueda contar y enseñar como la Iglesia manifiesta el amor de Dios.

·         Es bueno que en este espacio los chicos puedan hacer todas las preguntas que deseen.
II TENGO HERMANOS
“SOMOS FAMILIA
EL BAUTISMO

Jn 10,10: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en plenitud.”


En este bloque de seis encuentros, profundizamos el sentido del bautismo que nos hace entrar en la familia de Dios Padre.
Como de costumbre, en cada encuentro, damos la bienvenida a los jóvenes. Que sientan que los estábamos esperando  con el lugar preparado, ambientado. Podemos usar una canción de bienvenida, una oración, etc…

1er ENCUENTRO: El nacimiento
Este primer encuentro nos introduce a la belleza del nacimiento bajo distintas formas.
·         Contemplamos una foto de una mujer embarazada y compartimos lo que despierta en nosotros. ¿Cuáles son los sentimientos de la mamá, del bebé, de los familiares…)
·         Miramos el corto “El circo de La Mariposa” (Joshua Weigel), 22 minutos.
Ø  Will encontró el sentido de su vida y de su dignidad a través de una comunidad que lo supo aceptar, respetar y valorar. Así, nació a una vida nueva.
Ø  ¿Qué tal conmigo? ¿Tengo una comunidad para apoyarme? ¿Cómo elegir una comunidad sana? ¿Cómo me relaciono con mi propio cuerpo? ¿Tengo dudas sobre mi dignidad, mi valor, el sentido de mi vida? ¿Sé recibir del otro lo bueno que ve de mí?
·         Hoja de maravillas: podemos tomar un ratito para descubrir lo bueno en cada uno. Cada integrante del grupo tiene una hoja colocada en la espalda. Los compañeros van anotando cualidades de la persona en la hoja. Se da bastante tiempo para que todos los compañeros de uno le puedan apuntar una cualidad. El compartir o no en grupo depende del clima.
·         Oración
Cada uno lee por sí mismo su hoja de maravillas y agradece por lo bueno de su ser.
Miro en mi vida lo que está muerto o no tiene sentido. Lo presento al Señor para que me sane. Se puede hacer un gesto de fe: uno se postra ante la cruz, un ícono… para entregar su dificultad y el referente le toca el hombro diciendo “levántate y vive” u otra palabra adecuada.
Se puede escuchar la canción “Dios te hizo tan bien” (Mauricio Alen)
Terminamos con un Padre Nuestro
2do ENCUENTRO: el bautismo
Nacer a una nueva vida, la  vida eterna de Dios en Cristo Jesús por el Espíritu Santo.
En esta segunda parte de la catequesis del bautismo no se abordarán de manera exhaustiva todos los temas que hacen a la teología bautismal dado que no es una catequesis temática.
Se centrará en presentar al bautismo como un sacramento en el que se nos participa (se nos da parte) de la vida de Dios (divina y eterna) y pasamos a ser adoptados como sus hijos y a formar parte de su pueblo, de una nueva familia que es la Iglesia.
Es la experiencia de ser hijos muy amados de Dios Padre que se nos regala en este sacramento. Por esto se considera en el catecismo de la Iglesia católica como el “fundamento de toda la vida cristiana” (1213).
Los restantes elementos que hacen a la teología del bautismo se irán presentando conforme avance el itinerario.
Esta catequesis se recomienda realizar dentro del templo de la iglesia y enfrente a la pila bautismal la cual debe tener agua bendita.
Se puede tener una imagen del bautismo de Jesús para contemplar y el cirio pascual encendido. Pueden pedirle a los jóvenes que traigan (si tienen) fotos de su bautismo y colocarlas a la vista de ellos.
En una mesa, cerca de la pila, se pondrá una vela blanca por cada integrante del grupo, una vestidura de color blanco (puede ser una alba) y el santo crisma (óleo perfumado y consagrado por el obispo).
Se comienza cantando la canción vida en abundancia de pascua joven como oración inicial.
Luego se les presenta esta invitación: Hay situaciones, lugares, personas que me hacen sentir vivo, lleno de vida. Elijo un lugar, situación o persona y escribo que cosas son las que me hacen sentir con más vida y “vida en abundancia”. Se comparte libremente en el grupo.
Para acercarnos a la experiencia de recibir vida y vida en abundancia (Jn 10, 10) comenzamos por meditar, en el encuentro pasado, que podemos recibir vida de muchas maneras distintas en el plano humano. Ustedes han descubierto recién muchas fuentes de vida en sus historias personales.
La primera vida que meditamos y recibimos es la biológica en el nacimiento. Para esto contemplamos el nacimiento de un bebé a través de una foto.
Vimos que existe un útero materno en el que se gesta la nueva vida y a través del cual se da ese pasaje a la vida fuera del vientre materno.
También contemplamos lo que sienten los padres con su hijo formándose dentro del vientre materno y una vez que ha nacido.
Vimos por último que a ese niño lo espera una familia (hermanos, tíos, abuelos, primos, etc…) y una sociedad que se encargarán de acompañarlo en su crecimiento y desarrollo.
En segundo lugar vimos el corto llamado “circo de la mariposa”. En este video reconocimos que Will, el personaje principal, nacía también a una nueva vida ya no biológica, sino existencial, espiritual.
Para esta transformación interviene el circo, llamado de “la mariposa” que oficia como un “útero materno” en el cual Will va cambiando su corazón y descubriendo su dignidad como persona y sus talentos.
La vida de Will se va transformando dentro del circo y se llena de sentido. Se renueva interiormente con la ayuda de los integrantes del circo, en especial de su director. Pasa de ser un fenómeno atrayente por sus “defectos” a ser la atracción principal capaz de dar esperanza a los demás.
En este circo, la vida nueva que Will descubrirá y recibirá, se irá gestando en el desarrollo de la historia hasta que es “dada a luz” en el momento clave en que Will sale del agua por sus propios medios (si es posible se les proyecta sólo este momento del corto o se les muestra unas imágenes del momento mencionado).
También en el circo aparece una figura paterna que es el director, con su amor y pedagogía característica para con Will (recordar algunos elementos de la pedagogía del director) y es recibido por una nueva familia que son los demás integrantes del circo.
En el bautismo también se dan estos 3 elementos que hemos destacado. Desde antiguo la Iglesia ha reconocido en la pila bautismal una imagen del útero materno a través del cual se forman y nacen los nuevos hijos de Dios. (Recalcar que no nacemos sino que nos hacemos hijos de Dios por el bautismo que nos da la iglesia).
Existe un Padre Dios que nos hace hijos adoptivos por medio de este sacramento. Somos hijos en el Hijo de Dios (Jesús) por acción del Espíritu Santo.
Por último somos recibidos en una nueva familia que es la iglesia, el pueblo de Dios que peregrina en un territorio concreto (parroquia o capilla).
Este cuadro ayuda a comprender esta comparación:  

Niño que nace (vida biológica)
Circo de la Mariposa (Vida nueva que Will recibe en el circo)
Bautismo (recibimos la vida nueva de Dios, vida eterna)
Padres
Padre y Madre (con la intervención de Dios)
El Director del circo
Dios Padre
Útero (gesta la nueva vida)
Útero materno
El circo de la Mariposa
Pila bautismal
Familia
Familia biológica
Los integrantes del Circo
Iglesia

Una vez anunciado el increíble regalo que recibimos en el bautismo fruto del amor de Dios, pasamos a leer el relato del evangelio que narre el bautismo de Jesús (a opción del catequista elegir de qué evangelio se escoge el relato sobre el bautismo).
Destacar la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) en el relato.
Vemos que la práctica del bautismo que significa “sumergir” ya existía en tiempos de Jesús. El bautismo de Juan era destinado a los pecadores para su conversión.
Jesús, que no tenía pecado alguno, se “abaja”, se humilla siendo bautizado por Juan su primo y se coloca en la fila de los pecadores mostrando su infinita misericordia y amor.
Jesús vino a rescatar, a salvar a los pecadores y este gesto de “anonadamiento” (Flp 2,7), de “hacerse nada” es seguido del descenso del Espíritu Santo sobre Jesús y de la proclamación del Padre como su “Hijo amado” (Mt 3,16 - 17).
Pero incluso antes de que Jesús y Juan bautista nacieran, existen relatos del Antiguo testamento que son prefiguraciones, anticipos de lo que será el bautismo: el agua de la creación, las aguas torrenciales del diluvio, el paso por el mar rojo y el paso por el Jordán en el que el pueblo judío, elegido por Dios, entra en la tierra prometida.
Posteriormente se les da unas breves nociones sobre lo que es y realiza en nosotros el bautismo:
El Bautismo entonces, es un nuevo nacimiento. Nacemos a la vida de Dios (la vida eterna de amor del Padre, del Hijo y el del Espíritu Santo).
Somos “injertados” en la divinidad como se injerta una rama en el tronco de un árbol para que se le comunique la savia.
Es también un sacramento (signo sensible del amor de Dios que instituyó Jesús) que por la acción del Espíritu Santo, que se realiza a través de la iglesia, nos regala la posibilidad de ser como Jesús, hijos muy amados de Dios Padre.
Por esta increíble gracia (regalo de Dios) podemos acceder a ser hijos de Dios (somos adoptados por este Padre Misericordioso) y formamos parte de una nueva familia que es la iglesia, el pueblo de Dios.
El Bautismo al igual que todos los sacramentos nacen del único misterio (realidad que no podemos comprender en su totalidad) pascual (paso o pasaje) de la muerte y resurrección de Jesús.
Jesús al resucitar y vencer a la muerte nos abrió las puertas a la vida eterna de Dios (vida del Eterno) y por medio de la iglesia nos la quiere regalar.
Este sacramento es el fundamento de la vida cristiana ya que al bautizarnos nos “revestimos de Cristo” (Ga 3, 27) por el Espíritu Santo y por esto somos muertos y resucitados con Él (Cf Rm 6, 3-4).
Seguidamente se explican los signos dentro del rito del bautismo (lo que se llama la mistagogía de la celebración) y se presentan las siguientes preguntas para la meditación personal que no se comparten a nivel grupal:
Agua: Se derrama tres veces (por la Santísima Trinidad) agua sobre la cabeza del candidato y se dice el nombre del candidato seguido de las palabras que invocan a la Trinidad: “Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
El agua limpia y purifica: ¿Me gustaría que Dios limpie, purifique y renueve algo en mí?
Aceite: Se les puede dar a oler el crisma perfumado. Significa el don del Espíritu Santo al bautizado, el bautizado ha llegado a ser un cristiano, un “ungido” por el Espíritu Santo, incorporado a Cristo sacerdote, profeta y rey.
El aceite significa unción, protección, fortaleza: ¿En qué me siento débil y necesito la fortaleza, la protección de Dios para seguir?
Luz: es un símbolo, una imagen de Cristo que se toma del Cirio Pascual, signo de Jesús resucitado que ilumina toda la creación. En Cristo los bautizados son la “luz del mundo” (Mt 5, 14).
Si la luz simboliza la presencia de Cristo, de Dios en mi vida: ¿Cuál fue mi mayor momento de oscuridad?  ¿Me he sentido solo /a  perdido /a como en tinieblas?
Vestidura Blanca: simboliza que el bautizado se ha “revestido de Cristo” (Ga 3, 27). El color blanco es un símbolo de la pureza: ¿Tengo pureza de corazón para relacionarme con los demás o me relaciono de forma egoísta y por interés? ¿He experimentado la impureza en mi vida? ¿Cuándo? ¿De qué manera?
Finalizamos cantando vida en abundancia y encendemos las velas en el cirio pascual. Al retirarnos del templo nos persignamos con el agua bendita de la pila bautismal.


3er ENCUENTRO: Rezamos juntos El  Padre Nuestro.

En este encuentro, pretendemos  hacer una oración profunda ayudados por el Padre Nuestro, a través de una dinámica, que esperamos nos permita apropiarnos más de esta oración, oración que Jesús mismo nos enseñó.
Dinámica:
·         Le damos la bienvenida, hacemos sentir como en cada encuentro, que los estábamos esperando, es bueno para esto, tener el lugar preparado y como este va hacer un encuentro de oración y acercamiento a Dios y a los otros, se podría pensar en algún rincón con almohadones, una vela, imagen o la Biblia para el momento de compartir lo que cada uno ha realizado a modo de oración.  Y puede haber otro espacio, con una imagen del Hijo que nos esté recibiendo y con algunas telas de colores.
·         Se le entrega a cada participante una hoja con la oración incompleta del Padre Nuestro, donde aparecerá solo la primer parte de cada frase.
·         Luego invitamos a cada uno de los integrantes a que en un momento de encuentro personal, pueda completar esas frases, diciendo desde lo más profundo de su corazón, lo que siente y lo invita cada una de las partes de esta oración, que rezamos cotidianamente y que nos une como familia, como Iglesia. (Es bueno que el animador, catequista, asesor, pueda hacer también la dinámica y además esté atento si ve que alguno de los integrantes del grupo se encuentra “trancado” con la propuesta).
·         Luego cada uno de los integrantes compartirá en un momento de oración, lo que ha escrito, para esto sería bueno, irnos a ese  lugar preparado e invitar al grupo a entrar en clima.
·         Podemos terminar este encuentro, cantando y celebrando el sentirnos hijos, hermanos, familia.

Cuadro de texto: Padre Nuestro…………………………………………………………………………………
Que estás…………………………………………………………………………………………
Santificado sea………………………………………………………………………………
Venga a……………………………………………………………………………………………
Hágase……………………………………………………………………………………………
Así…………………………………………………………………………………………………
Como…………………………………………………………………………………………….
Danos hoy………………………………………………………………………………………
Perdona……………………………………………………………………………………………
Así como nosotros…………………………………………………………………………….
No nos dejes………………………………………………………………………………….
Y líbranos…………………………………………………………………………………..

Amén.



4to ENCUENTRO: Servicio
Armar un encuentro en el cual se pueda vivir una experiencia de fraternidad, de familia con gente aislada o necesitada de vínculos familiares. Se puede también experimentar una oración de familia rezando una decena del rosario (u otra) por las peticiones de cada uno.

5to ENCUENTRO: Taller de manualidad
Taller para dar a conocer mejor la Iglesia, sus miembros, el Cuerpo de Cristo como familia de Dios, nuestra familia.
Armamos un álbum de fotos de la Familia Iglesia: imagen, ícono u otra representación de Dios (Padre, Jesús, Espíritu, Trinidad), María, José, los profetas, los apóstoles, santos, almas del purgatorio, papas, miembros de nuestra parroquia, diócesis, distintas realidades de la Iglesia, etc… sin olvidarnos por qué somos parte de la Iglesia.
Aprovechamos este espacio para atender las preguntas, dudas, esperanzas de los jóvenes.
Terminamos con un Padre Nuestro.

6to ENCUENTRO.
La Iglesia

7mo ENCUENTRO: Testimonio

Testimonio sobre el tema  ¿qué cambios hizo el bautismo en mi vida?



PROPUESTAS PARA TRABAJAR COMO PRIORIDADES DIOCESANAS Y PARROQUIALES A PARTIR DE LO TRABAJADO EN EL CONSEJO PASTORAL DIOCESANO  DEL 7/3/2020.

Estas son las grandes líneas que han salido del trabajo en las distintas comunidades y del consejo pastoral diocesano a partir de la invitación de nuestro Obispo en la carta pastoral.
Se invita a que en cada parroquia se trabaje con este material y  se considere tres opciones más urgentes y necesarias desde la realidad de esa zona.
En segundo lugar, se busquen los pasos concretos que nos pueden hacer avanzar en esa dirección.
Es importante, como nos recuerda el Obispo tener presente que se trata de iniciar procesos:
“El Papa Francisco plantea que “el tiempo es superior al espacio”. Esto nos permite “trabajar a largo plazo, sin obsesionarse por resultados inmediatos. Ayuda a soportar con paciencia situaciones difíciles y adversas, o los cambios de planes que impone el dinamismo de la realidad (…) Darle prioridad al tiempo es ocuparse de iniciar procesos más que de poseer espacios” (Ev. G. 222 – Carta Pastoral p. 20).
Agradecemos entregar este trabajo parroquial antes del domingo 29 de marzo a la Vicaría Pastoral.

1.- Impulsar la dimensión comunitaria de nuestra fe, alentar el surgimiento de  pequeñas comunidades:
“Toda tarea de anuncio tiene como finalidad conducirnos al encuentro con Cristo que nos hace parte de la comunidad cristiana, lo cual se expresa en un nuevo esfuerzo de recrear pequeñas comunidades (CEBs, grupo de lectura orante, Cursillistas, grupos juveniles, grupos de misión, etc). Los invito a valorar todas las instancias de encuentro, celebrativas y de formación, estas enriquecen nuestras experiencias comunitarias”. (Carta Pastoral p.16 y 17).
¿Han tenido ya experiencia en este sentido?
¿Les parece que la vivencia de pequeñas comunidades puede ayudar en esta tarea de renovación?
¿Qué pasos concretos podemos dar desde nuestra parroquia?
2.- Misión, Iglesia en salida:
“El Evangelio es la vida de Jesús, la Buena noticia de un Dios que en Jesucristo, Hijo del Padre, se vuelve cercano y quiere que seamos felices. Recibir el Evangelio nos enseñó a vivir de un modo nuevo, con esperanza y amor. Dice el Papa Francisco: “Todos tienen derecho a recibir el Evangelio. Los cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a nadie, no como quien impone una obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un banquete deseable. La Iglesia no crece por proselitismo sino por “atracción”. (EV. G 14.).
“La finalidad de la reconfiguración pastoral es poner todo lo que somos y tenemos al servicio de la misión” (Ev. G. 27 Carta Pastoral p. 15)
Miramos el camino recorrido en los últimos años y nos preguntamos: ¿A qué nos sentimos invitados para ser una comunidad más misionera? Nos parece un paso posible, que algunos miembros de nuestra comunidad se dedicaran específicamente a misionar…
3.- Catequesis y formación:
“Desde el origen de nuestra comunidad diocesana, hay una rica tradición y mucho trabajo en torno a la catequesis, especialmente desde la creación del Oficio Catequístico Diocesano. Es un desafío recrear un equipo diocesano que se preocupe de la formación inicial y permanente de los catequistas, dando a la catequesis un carácter discipular. En este sentido, es primordial pensar la catequesis en clave de primer anuncio e iniciación cristiana, una catequesis que no sea para recibir los sacramentos sino para integrarse a la comunidad cristiana”. (Carta Pastoral p. 17).
-En la reflexión que estamos realizando como Diócesis han surgido algunos desafíos:
.- Fortalecer la integración y  formación de catequistas.
- Una catequesis más dinámica, integradora y en salida misionera.
-Falta una mejor conexión entre catequesis de niños y perseverancia, paso a paso, sin quemar etapas.
¿Cómo promover procesos de catecumenado de adultos?
¿De estas inquietudes cuáles nos parecen más urgentes en nuestra parroquia?
¿Qué pasos podemos dar para iniciar procesos?
4.- Experiencia de Fe:
“Evangelizar siempre es una “dulce y confortadora alegría”, como lo expresaba San Pablo VI. Es compartir con los que nos rodean que hay alguien con nosotros que le puso sabor a nuestras vidas, que nos regala alegría aún en las dificultades cotidianas y nos anima a salir al servicio de los que nos necesitan”. (Carta Pastoral p. 16).
No podemos dar por presupuesta la experiencia de fe, por ello es necesario siempre volver al primer anuncio, en el que compartimos lo más hermoso que nos ha pasado en la vida: Encontrarnos con Jesús. En la diócesis existen desde hace algún tiempo distintas herramientas para el anuncio kerigmático, en particular los llamados “retiros de impacto” (Cursillos de Cristiandad, Retiro Emaús de jóvenes y de adultos, Si conocieras el don de Dios).
Que el primer anuncio esté en todas nuestras actividades, unido al testimonio de vida. ¿Qué instancias breves de primer anuncio podríamos instrumentar?
¿Cómo seguir alimentando nuestra experiencia de fe: Vida Sacramental, Retiros, instancias de formación…
5.- Pastoral social:
“Para el cristiano servir es reinar, particularmente “en los pobres y en los que sufren”, donde se descubre el rostro del Señor. En nuestras comunidades, en este ámbito, hay mucha riqueza que reconocer y agradecer”. (Carta Pastoral p. 19).
.- ¿Cómo pasar del asistencialismo a la Promoción Humana integral?
.- ¿Cómo seguir ofreciendo herramientas de formación para los agentes pastorales y buscar una mayor coordinación?

           
ITINERARIO AL ENCUENTRO CON DIOS

¿QUIÉN?
·         jóvenes de 14 – 17 años
·         grupo abierto: se puede integrar cualquier joven en cualquier momento del itinerario
¿PORQUÉ?
·         Permitir a los jóvenes de crecer en la vida en Cristo
·         profundizar la fe
·         desarrollar el encuentro personal con Jesús
·         tener coherencia entre la fe y el actuar
·         experimentar la dimensión fraterna
¿QUÉ?
·         Características del itinerario: trinitario, cristocéntrico (Cristo nos revela al Padre y al Espíritu), sencillo, flexible, renovado, integral (todas las dimensiones de la persona), kerigmático, que trabaje con las familias.
·         Estructurado en tres años.
        Año 1 “Dios Padre”: Jesús nos revela al Padre.
          Año 2 “Dios Hijo”: Jesús nos muestra cómo ser hijos
          Año 3 “Dios Espíritu Santo”: Jesús nos enseña cómo vivir en el Espíritu Santo
·         Cada año se divide en 4 bloques.
          Para el año 1 o el año “Dios Padre” los 4 bloques son:
1.   Soy Hijo amado (formulado kerigmáticamente como): “Alguien te ama más que…
2.   Tengo hermanos (Fraternidad): “Somos Familia
3.   Soy Heredero (Creación): “Todo me lo ha dado
4.   Alguien me cuida (Providencia): “Nunca me abandona
·         La idea central de este itinerario es que no gira entorno a temas, sino a experiencias. No se trata de comunicar una idea ej: “Dios es mi Padre”, sino de conducir a una experiencia, experiencia de filiación, fraternidad, ser heredero de parte de Dios, providencia divina, etc…Todos los encuentros dentro del bloque enfocan en la formulación kerigmática. (ésta tiene que estar redactada en segunda persona y siempre enfocada desde la gracia de Dios para evitar caer en voluntarismos).S
·         Para alcanzar el objetivo, se proponen varios tipos de actividades: “enseñanzas”,  talleres, celebraciones litúrgicas, oración, servicio, testimonios, misión, campamentos, convivencias, retiros, participación en actividades de la parroquia (ej fiestas patronales), etc…
·         Un solo bloque no alcanza para agotar todas estas posibilidades de actividad. Durante el transcurso del año el animador tendrá la opción de ir alternando, según le parezca oportuno, las distintas propuestas.
·         Retiro de fin de año juntando todos los jóvenes, con un compromiso
Ø  año 1:  renovación de las promesas del bautismo
Ø  año 2:
Ø  año 3:

HERRAMIENTAS Y RECURSOS
·         Armar una plataforma de herramientas (canciones, dinámicas, juegos, pautas de oración…
·         Armar un grupo de referentes para apoyar según las necesidades
·         Retiro para los animadores al principio del año. Se trata de vivir juntos una experiencia de encuentro con el Padre, el Hijo o el Espíritu Santo.   
ITINERARIO AL ENCUENTRO CON DIOS

¿QUIÉN?
·         jóvenes de 14 – 17 años
·         grupo abierto: se puede integrar cualquier joven en cualquier momento del itinerario
¿PORQUÉ?
·         Permitir a los jóvenes de crecer en la vida en Cristo
·         profundizar la fe
·         desarrollar el encuentro personal con Jesús
·         tener coherencia entre la fe y el actuar
·         experimentar la dimensión fraterna
¿QUÉ?
·         Características del itinerario: trinitario, cristocéntrico (Cristo nos revela al Padre y al Espíritu), sencillo, flexible, renovado, integral (todas las dimensiones de la persona), kerigmático, que trabaje con las familias.
·         Estructurado en tres años.
        Año 1 “Dios Padre”: Jesús nos revela al Padre.
          Año 2 “Dios Hijo”: Jesús nos muestra cómo ser hijos
          Año 3 “Dios Espíritu Santo”: Jesús nos enseña cómo vivir en el Espíritu Santo
·         Cada año se divide en 4 bloques.
          Para el año 1 o el año “Dios Padre” los 4 bloques son:
1.   Soy Hijo amado (formulado kerigmáticamente como): “Alguien te ama más que…
2.   Tengo hermanos (Fraternidad): “Somos Familia
3.   Soy Heredero (Creación): “Todo me lo ha dado
4.   Alguien me cuida (Providencia): “Nunca me abandona
·         La idea central de este itinerario es que no gira entorno a temas, sino a experiencias. No se trata de comunicar una idea ej: “Dios es mi Padre”, sino de conducir a una experiencia, experiencia de filiación, fraternidad, ser heredero de parte de Dios, providencia divina, etc…Todos los encuentros dentro del bloque enfocan en la formulación kerigmática. (ésta tiene que estar redactada en segunda persona y siempre enfocada desde la gracia de Dios para evitar caer en voluntarismos).S
·         Para alcanzar el objetivo, se proponen varios tipos de actividades: “enseñanzas”,  talleres, celebraciones litúrgicas, oración, servicio, testimonios, misión, campamentos, convivencias, retiros, participación en actividades de la parroquia (ej fiestas patronales), etc…
·         Un solo bloque no alcanza para agotar todas estas posibilidades de actividad. Durante el transcurso del año el animador tendrá la opción de ir alternando, según le parezca oportuno, las distintas propuestas.
·         Retiro de fin de año juntando todos los jóvenes, con un compromiso
Ø  año 1:  renovación de las promesas del bautismo
Ø  año 2:
Ø  año 3:

HERRAMIENTAS Y RECURSOS
·         Armar una plataforma de herramientas (canciones, dinámicas, juegos, pautas de oración…
·         Armar un grupo de referentes para apoyar según las necesidades
·         Retiro para los animadores al principio del año. Se trata de vivir juntos una experiencia de encuentro con el Padre, el Hijo o el Espíritu Santo.   



ALGUNAS PAUTAS QUE NOS PUEDEN AYUDAR A LA HORA DE PENSAR LOS DISTINTOS ENCUENTROS.

¿DE QUE HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE TESTIMONIO?

Testimonio Cristiano - Simplemente Estamos Llamados a Compartir
El testimonio cristiano es simplemente compartir nuestra fe sincera en Cristo - ¡lo que Él ha hecho personalmente para cambiar nuestras vidas! No estamos llamados a llevar a alguien al cielo a fuerza de discusiones y debates. ¡Simplemente, estamos llamados a compartir! Como en la sala de la corte, estamos llamados a ser testigos del Evangelio, no a ser el abogado, ni el juez, ni el jurado... ¡Déjele eso a Dios!

¿DE QUE HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE MISIÓN?

Papa Francisco © L'Osservatore Romano
“La misión en el corazón de la fe cristiana” (texto completo)
Mensaje del Papa Francisco 2017
 (ZENIT – Ciudad del Vaticano, 4 de mayo 2017). – “La misión en el corazón de la fe cristiana” es el tema del mensaje del Papa Francisco para la 91ª jornada misionera mundial, que se celebrará el 22 de octubre de 2017. En el texto publicado el 4 de junio, en la fiesta de pentecostés, el Papa subraya que “la Iglesia es misionera por naturaleza”.
“Si no es el caso, añade, no será más la Iglesia de Cristo sino una asociación entre tantas otras que, rápidamente, terminará por acabarse su meta es desaparecer”.
El Papa invita a cuestionarse “en lo tocante a nuestra identidad cristiana y a nuestras responsabilidades como, creyentes en un mundo confuso por tantas ilusiones, herido por tantas frustraciones y desgarrado por numerosas guerras fratricidas que afectan de forma injusta sobre todo a los inocentes. ¿cuál es el fundamento de la misión? ¿Cuál es el corazón de la misión? ¿Cuáles son las actitudes vitales de la misión?
La misión de la Iglesia, explica, no es “la difusión de una ideología religiosa ni la proposición de una ética sublime”: “es Jesucristo que continúa actuando y evangelizando”. En efecto. “el Evangelio es una Persona, que se ofrece continuamente”.
“El mundo tiene necesidad esencialmente del evangelio de Jesucristo” insiste el Papa Francisco. Subraya el papel particular de los jóvenes que “representan la esperanza de la misión”.


La misión en el corazón de la fe cristiana
Queridos hermanos y hermanas:
Este año la Jornada Mundial de las Misiones nos vuelve a convocar entorno a la persona de Jesús, «el primero y el más grande evangelizador» (Pablo VI, Exhort. ap. Evangelii nuntiandi, 7), que nos llama continuamente a anunciar el Evangelio del amor de Dios Padre con la fuerza del Espíritu Santo. Esta Jornada nos invita a reflexionar de nuevo sobre la misión en el corazón de la fe cristiana. De hecho, la Iglesia es misionera por naturaleza; si no lo fuera, no sería la Iglesia de Cristo, sino que sería sólo una asociación entre muchas otras, que terminaría rápidamente agotando su propósito y desapareciendo. Por ello, se nos invita a hacernos algunas preguntas que tocan nuestra identidad cristiana y nuestras responsabilidades como creyentes, en un mundo confundido por tantas ilusiones, herido por grandes frustraciones y desgarrado por numerosas guerras fratricidas, que afectan de forma injusta sobre todo a los inocentes. ¿Cuál es el fundamento de la misión? ¿Cuál es el corazón de la misión? ¿Cuáles son las actitudes vitales de la misión?
 La misión y el poder transformador del Evangelio de Cristo, Camino, Verdad y Vida
1.      La misión de la Iglesia, destinada a todas las personas de buena voluntad, está fundada sobre la fuerza transformadora del Evangelio. El Evangelio es la Buena Nueva que trae consigo una alegría contagiosa, porque contiene y ofrece una vida nueva: la de Cristo resucitado, el cual, comunicando su Espíritu dador de vida, se convierte en Camino, Verdad y Vida por nosotros (cf. Jn 14,6). Es Camino que nos invita a seguirlo con confianza y valor. Al seguir a Jesús como nuestro Camino, experimentamos la Verdad y recibimos su Vida, que es la plena comunión con Dios Padre en la fuerza del Espíritu Santo, que nos libera de toda forma de egoísmo y es fuente de creatividad en el amor.

2.      Dios Padre desea esta transformación existencial de sus hijos e hijas; transformación que se expresa como culto en espíritu y en verdad (cf. Jn 4,23-24), en una vida animada por el Espíritu Santo en la imitación del Hijo Jesús, para gloria de Dios Padre. «La gloria de Dios es el hombre viviente» (Ireneo, Adversus haereses IV, 20,7). De este modo, el anuncio del Evangelio se convierte en palabra viva y eficaz que realiza lo que proclama (cf. Is 55,10-11), es decir Jesucristo, el cual continuamente se hace carne en cada situación humana (cf. Jn 1,14).
 La misión y el kairos de Cristo
3.      La misión de la Iglesia no es la propagación de una ideología religiosa, ni tampoco la propuesta de una ética sublime. Muchos movimientos del mundo saben proponer grandes ideales o expresiones éticas sublimes. A través de la misión de la Iglesia, Jesucristo sigue evangelizando y actuando; por eso, ella representa el kairos, el tiempo propicio de la salvación en la historia. A través del anuncio del Evangelio, Jesús se convierte de nuevo en contemporáneo nuestro, de modo que quienes lo acogen con fe y amor experimentan la fuerza transformadora de su Espíritu de Resucitado que fecunda lo humano y la creación, como la lluvia lo hace con la tierra. «Su resurrección no es algo del pasado; entraña una fuerza de vida que ha penetrado el mundo. Donde parece que todo ha muerto, por todas partes vuelven a aparecer los brotes de la resurrección. Es una fuerza imparable» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 276).

4.      Recordemos siempre que «no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva» (Benedicto XVI, Carta enc. Deus caritas est, 1). El Evangelio es una persona, que continuamente se ofrece y continuamente invita a los que la reciben con fe humilde y laboriosa a compartir su vida mediante la participación efectiva en su misterio pascual de muerte y resurrección. El Evangelio se convierte así, por medio del Bautismo, en fuente de vida nueva, libre del dominio del pecado, iluminada y transformada por el Espíritu Santo; por medio de la Confirmación, se hace unción fortalecedora que, gracias al mismo Espíritu, indica caminos y estrategias nuevas de testimonio y de proximidad; y por medio de la Eucaristía se convierte en el alimento del hombre nuevo, «medicina de inmortalidad» (Ignacio de Antioquía, Epístola ad Ephesios, 20,2).

5.      El mundo necesita el Evangelio de Jesucristo como algo esencial. Él, a través de la Iglesia, continúa su misión de Buen Samaritano, curando las heridas sangrantes de la humanidad, y de Buen Pastor, buscando sin descanso a quienes se han perdido por caminos tortuosos y sin una meta. Gracias a Dios no faltan experiencias significativas que dan testimonio de la fuerza transformadora del Evangelio. Pienso en el gesto de aquel estudiante Dinka que, a costa de su propia vida, protegió a un estudiante de la tribu Nuer que iba a ser asesinado. Pienso en aquella celebración eucarística en Kitgum, en el norte de Uganda, por aquel entonces, ensangrentada por la ferocidad de un grupo de rebeldes, cuando un misionero hizo repetir al pueblo las palabras de Jesús en la cruz: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?», como expresión del grito desesperado de los hermanos y hermanas del Señor crucificado. Esa celebración fue para la gente una fuente de gran consuelo y valor. Y podemos pensar en muchos, numerosísimos testimonios de cómo el Evangelio ayuda a superar la cerrazón, los conflictos, el racismo, el tribalismo, promoviendo en todas partes y entre todos la reconciliación, la fraternidad y el saber compartir.
 La misión inspira una espiritualidad de éxodo continuo, peregrinación y exilio
6.      La misión de la Iglesia está animada por una espiritualidad de éxodo continuo. Se trata de «salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 20). La misión de la Iglesia estimula una actitud de continua peregrinación a través de los diversos desiertos de la vida, a través de las diferentes experiencias de hambre y sed, de verdad y de justicia. La misión de la Iglesia propone una experiencia de continuo exilio, para hacer sentir al hombre, sediento de infinito, su condición de exiliado en camino hacia la patria final, entre el «ya» y el «todavía no» del Reino de los Cielos.
7.      La misión dice a la Iglesia que ella no es un fin en sí misma, sino que es un humilde instrumento y mediación del Reino. Una Iglesia autorreferencial, que se complace en éxitos terrenos, no es la Iglesia de Cristo, no es su cuerpo crucificado y glorioso. Es por eso que debemos preferir «una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades» (ibíd., 49).
Los jóvenes, esperanza de la misión
8.      Los jóvenes son la esperanza de la misión. La persona de Jesús y la Buena Nueva proclamada por él siguen fascinando a muchos jóvenes. Ellos buscan caminos en los que poner en práctica el valor y los impulsos del corazón al servicio de la humanidad. «Son muchos los jóvenes que se solidarizan ante los males del mundo y se embarcan en diversas formas de militancia y voluntariado […]. ¡Qué bueno es que los jóvenes sean “callejeros de la fe”, felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, a cada plaza, a cada rincón de la tierra!» (ibíd., 106). La próxima Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar en el año 2018 sobre el tema «los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional», se presenta como una oportunidad providencial para involucrar a los jóvenes en la responsabilidad misionera, que necesita de su rica imaginación y creatividad.
El servicio de las Obras Misionales Pontificias
9.      Las Obras Misionales Pontificias son un instrumento precioso para suscitar en cada comunidad cristiana el deseo de salir de sus propias fronteras y sus seguridades, y remar mar adentro para anunciar el Evangelio a todos. A través de una profunda espiritualidad misionera, que hay que vivir a diario, de un compromiso constante de formación y animación misionera, muchachos, jóvenes, adultos, familias, sacerdotes, religiosos y obispos se involucran para que crezca en cada uno un corazón misionero. La Jornada Mundial de las Misiones, promovida por la Obra de la Propagación de la Fe, es una ocasión favorable para que el corazón misionero de las comunidades cristianas participe, a través de la oración, del testimonio de vida y de la comunión de bienes, en la respuesta a las graves y vastas necesidades de la evangelización.

 Hacer misión con María, Madre de la evangelización
10.  Queridos hermanos y hermanas, hagamos misión inspirándonos en María, Madre de la evangelización. Ella, movida por el Espíritu, recibió la Palabra de vida en lo más profundo de su fe humilde. Que la Virgen nos ayude a decir nuestro «sí» en la urgencia de hacer resonar la Buena Nueva de Jesús en nuestro tiempo; que nos obtenga un nuevo celo de resucitados para llevar a todos el Evangelio de la vida que vence a la muerte; que interceda por nosotros para que podamos adquirir la santa audacia de buscar nuevos caminos para que llegue a todos el don de la salvación

¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE SERVICIO?

El amor en el servicio
Los primeros depositarios o receptores de ese amor servicial deben ser los integrantes de nuestra propia familia


Por: Maleni Grider | Fuente: ACC Agencia de Contenido Católico 


En una de las ocasiones que los discípulos vinieron a Jesús, le preguntaron quién podría ser el primero de entre todos ellos, y Él les respondió: “el de ustedes que quiera ser grande, que se haga el servidor de ustedes, y si alguno de ustedes quiere ser el primero entre ustedes, que se haga el esclavo de todos; hagan como el Hijo del Hombre, que no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por una muchedumbre”. (Mateo 20:26-28)
El servicio fue una de las mayores manifestaciones del amor de Cristo hacia nosotros. Desde que inició su ministerio en la tierra, tras ser bautizado por Juan el Bautista, nuestro Señor dedicó su tiempo a enseñar sobre el reino de los cielos, sanar a los enfermos, ayudar a los necesitados, preparar a sus discípulos, ¡resucitar a los muertos!, etcétera.
Debió ser abrumador, día tras día, permanecer en esa actitud de servicio, ver a las multitudes venir en pos de Él en busca de ayuda, y ofrecer siempre compasión y misericordia a aquellos que lo necesitaban. Sin embargo, es obvio que su servicio era una respuesta natural de su amor. Era éste lo que lo impulsaba a continuar haciendo bien a los demás, y a seguir obedeciendo la voluntad de su Padre.
El servicio de Jesús era parte de su naturaleza humilde. Y dicho servicio fue tan legítimo, tan constante y tan extremo, que pronto se convirtió en sacrificio. El Padre lo envió, pero Jesús decidió entregar su vida voluntariamente por todos nosotros, a pesar de que sabía que al final el precio sería la muerte. Su tiempo, su dedicación, su vida entera fueron dedicados a un propósito específico, a una misión única: la salvación de la humanidad, y no se detuvo sino hasta llegar al final, la cruz.
Lo que debe inspirarnos a servir es el amor. El amor a Dios y el amor a los demás. Dice el apóstol Pablo: “Cualquier trabajo que hagan, háganlo de buena gana, pensando que trabajan para el Señor y no para los hombres”. (Colosenses 3:23). Sin embargo, sabemos que también el amor a los demás nos inspira a servirlos cuando tienen alguna necesidad. No para obtener alabanza y mérito, sino por un amor puro, no sólo incondicional sino sacrificial.
Los primeros depositarios o receptores de ese amor servicial deben ser los integrantes de nuestra propia familia, pues ¿cómo podemos ir y amar a otros si no amamos antes a nuestra familia y hacemos nuestro hogar el lugar óptimo para el servicio?
En la respuesta de Jesús a sus discípulos Él utiliza la palabra siervo, pero también la palabra “esclavo”. Si lo pensamos de manera coloquial, ser esclavo de algo o de alguien no hace sentido, especialmente en este siglo, cuando se habla tanto del amor propio, la autoestima, los derechos civiles, la equidad, etcétera. Pero lo que Cristo quería decir es que, cuando una persona decide servir a los demás, sin límites, aprovechando cada oportunidad, o incluso buscando la oportunidad, su dedicación y entrega pueden ser comparables a las de un esclavo, con la diferencia de que el esclavo lo es en contra de su voluntad, pero quien elige ser “esclavo” de otros sirviéndolos lo hace por deseo propio, y lo hace gozoso, no con amargura.
Dios ama a los que se humillan y los exalta; Dios ama a los que sirven y les da un lugar especial; Dios ama a los que aman y los recompensa abundantemente.
ALGUNAS PAUTAS QUE NOS PUEDEN AYUDAR A LA HORA DE PENSAR LOS DISTINTOS ENCUENTROS.

¿DE QUE HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE TESTIMONIO?

Testimonio Cristiano - Simplemente Estamos Llamados a Compartir
El testimonio cristiano es simplemente compartir nuestra fe sincera en Cristo - ¡lo que Él ha hecho personalmente para cambiar nuestras vidas! No estamos llamados a llevar a alguien al cielo a fuerza de discusiones y debates. ¡Simplemente, estamos llamados a compartir! Como en la sala de la corte, estamos llamados a ser testigos del Evangelio, no a ser el abogado, ni el juez, ni el jurado... ¡Déjele eso a Dios!

¿DE QUE HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE MISIÓN?

Papa Francisco © L'Osservatore Romano
“La misión en el corazón de la fe cristiana” (texto completo)
Mensaje del Papa Francisco 2017
 (ZENIT – Ciudad del Vaticano, 4 de mayo 2017). – “La misión en el corazón de la fe cristiana” es el tema del mensaje del Papa Francisco para la 91ª jornada misionera mundial, que se celebrará el 22 de octubre de 2017. En el texto publicado el 4 de junio, en la fiesta de pentecostés, el Papa subraya que “la Iglesia es misionera por naturaleza”.
“Si no es el caso, añade, no será más la Iglesia de Cristo sino una asociación entre tantas otras que, rápidamente, terminará por acabarse su meta es desaparecer”.
El Papa invita a cuestionarse “en lo tocante a nuestra identidad cristiana y a nuestras responsabilidades como, creyentes en un mundo confuso por tantas ilusiones, herido por tantas frustraciones y desgarrado por numerosas guerras fratricidas que afectan de forma injusta sobre todo a los inocentes. ¿cuál es el fundamento de la misión? ¿Cuál es el corazón de la misión? ¿Cuáles son las actitudes vitales de la misión?
La misión de la Iglesia, explica, no es “la difusión de una ideología religiosa ni la proposición de una ética sublime”: “es Jesucristo que continúa actuando y evangelizando”. En efecto. “el Evangelio es una Persona, que se ofrece continuamente”.
“El mundo tiene necesidad esencialmente del evangelio de Jesucristo” insiste el Papa Francisco. Subraya el papel particular de los jóvenes que “representan la esperanza de la misión”.


La misión en el corazón de la fe cristiana
Queridos hermanos y hermanas:
Este año la Jornada Mundial de las Misiones nos vuelve a convocar entorno a la persona de Jesús, «el primero y el más grande evangelizador» (Pablo VI, Exhort. ap. Evangelii nuntiandi, 7), que nos llama continuamente a anunciar el Evangelio del amor de Dios Padre con la fuerza del Espíritu Santo. Esta Jornada nos invita a reflexionar de nuevo sobre la misión en el corazón de la fe cristiana. De hecho, la Iglesia es misionera por naturaleza; si no lo fuera, no sería la Iglesia de Cristo, sino que sería sólo una asociación entre muchas otras, que terminaría rápidamente agotando su propósito y desapareciendo. Por ello, se nos invita a hacernos algunas preguntas que tocan nuestra identidad cristiana y nuestras responsabilidades como creyentes, en un mundo confundido por tantas ilusiones, herido por grandes frustraciones y desgarrado por numerosas guerras fratricidas, que afectan de forma injusta sobre todo a los inocentes. ¿Cuál es el fundamento de la misión? ¿Cuál es el corazón de la misión? ¿Cuáles son las actitudes vitales de la misión?
 La misión y el poder transformador del Evangelio de Cristo, Camino, Verdad y Vida
1.      La misión de la Iglesia, destinada a todas las personas de buena voluntad, está fundada sobre la fuerza transformadora del Evangelio. El Evangelio es la Buena Nueva que trae consigo una alegría contagiosa, porque contiene y ofrece una vida nueva: la de Cristo resucitado, el cual, comunicando su Espíritu dador de vida, se convierte en Camino, Verdad y Vida por nosotros (cf. Jn 14,6). Es Camino que nos invita a seguirlo con confianza y valor. Al seguir a Jesús como nuestro Camino, experimentamos la Verdad y recibimos su Vida, que es la plena comunión con Dios Padre en la fuerza del Espíritu Santo, que nos libera de toda forma de egoísmo y es fuente de creatividad en el amor.

2.      Dios Padre desea esta transformación existencial de sus hijos e hijas; transformación que se expresa como culto en espíritu y en verdad (cf. Jn 4,23-24), en una vida animada por el Espíritu Santo en la imitación del Hijo Jesús, para gloria de Dios Padre. «La gloria de Dios es el hombre viviente» (Ireneo, Adversus haereses IV, 20,7). De este modo, el anuncio del Evangelio se convierte en palabra viva y eficaz que realiza lo que proclama (cf. Is 55,10-11), es decir Jesucristo, el cual continuamente se hace carne en cada situación humana (cf. Jn 1,14).
 La misión y el kairos de Cristo
3.      La misión de la Iglesia no es la propagación de una ideología religiosa, ni tampoco la propuesta de una ética sublime. Muchos movimientos del mundo saben proponer grandes ideales o expresiones éticas sublimes. A través de la misión de la Iglesia, Jesucristo sigue evangelizando y actuando; por eso, ella representa el kairos, el tiempo propicio de la salvación en la historia. A través del anuncio del Evangelio, Jesús se convierte de nuevo en contemporáneo nuestro, de modo que quienes lo acogen con fe y amor experimentan la fuerza transformadora de su Espíritu de Resucitado que fecunda lo humano y la creación, como la lluvia lo hace con la tierra. «Su resurrección no es algo del pasado; entraña una fuerza de vida que ha penetrado el mundo. Donde parece que todo ha muerto, por todas partes vuelven a aparecer los brotes de la resurrección. Es una fuerza imparable» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 276).

4.      Recordemos siempre que «no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva» (Benedicto XVI, Carta enc. Deus caritas est, 1). El Evangelio es una persona, que continuamente se ofrece y continuamente invita a los que la reciben con fe humilde y laboriosa a compartir su vida mediante la participación efectiva en su misterio pascual de muerte y resurrección. El Evangelio se convierte así, por medio del Bautismo, en fuente de vida nueva, libre del dominio del pecado, iluminada y transformada por el Espíritu Santo; por medio de la Confirmación, se hace unción fortalecedora que, gracias al mismo Espíritu, indica caminos y estrategias nuevas de testimonio y de proximidad; y por medio de la Eucaristía se convierte en el alimento del hombre nuevo, «medicina de inmortalidad» (Ignacio de Antioquía, Epístola ad Ephesios, 20,2).

5.      El mundo necesita el Evangelio de Jesucristo como algo esencial. Él, a través de la Iglesia, continúa su misión de Buen Samaritano, curando las heridas sangrantes de la humanidad, y de Buen Pastor, buscando sin descanso a quienes se han perdido por caminos tortuosos y sin una meta. Gracias a Dios no faltan experiencias significativas que dan testimonio de la fuerza transformadora del Evangelio. Pienso en el gesto de aquel estudiante Dinka que, a costa de su propia vida, protegió a un estudiante de la tribu Nuer que iba a ser asesinado. Pienso en aquella celebración eucarística en Kitgum, en el norte de Uganda, por aquel entonces, ensangrentada por la ferocidad de un grupo de rebeldes, cuando un misionero hizo repetir al pueblo las palabras de Jesús en la cruz: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?», como expresión del grito desesperado de los hermanos y hermanas del Señor crucificado. Esa celebración fue para la gente una fuente de gran consuelo y valor. Y podemos pensar en muchos, numerosísimos testimonios de cómo el Evangelio ayuda a superar la cerrazón, los conflictos, el racismo, el tribalismo, promoviendo en todas partes y entre todos la reconciliación, la fraternidad y el saber compartir.
 La misión inspira una espiritualidad de éxodo continuo, peregrinación y exilio
6.      La misión de la Iglesia está animada por una espiritualidad de éxodo continuo. Se trata de «salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 20). La misión de la Iglesia estimula una actitud de continua peregrinación a través de los diversos desiertos de la vida, a través de las diferentes experiencias de hambre y sed, de verdad y de justicia. La misión de la Iglesia propone una experiencia de continuo exilio, para hacer sentir al hombre, sediento de infinito, su condición de exiliado en camino hacia la patria final, entre el «ya» y el «todavía no» del Reino de los Cielos.
7.      La misión dice a la Iglesia que ella no es un fin en sí misma, sino que es un humilde instrumento y mediación del Reino. Una Iglesia autorreferencial, que se complace en éxitos terrenos, no es la Iglesia de Cristo, no es su cuerpo crucificado y glorioso. Es por eso que debemos preferir «una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades» (ibíd., 49).
Los jóvenes, esperanza de la misión
8.      Los jóvenes son la esperanza de la misión. La persona de Jesús y la Buena Nueva proclamada por él siguen fascinando a muchos jóvenes. Ellos buscan caminos en los que poner en práctica el valor y los impulsos del corazón al servicio de la humanidad. «Son muchos los jóvenes que se solidarizan ante los males del mundo y se embarcan en diversas formas de militancia y voluntariado […]. ¡Qué bueno es que los jóvenes sean “callejeros de la fe”, felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, a cada plaza, a cada rincón de la tierra!» (ibíd., 106). La próxima Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar en el año 2018 sobre el tema «los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional», se presenta como una oportunidad providencial para involucrar a los jóvenes en la responsabilidad misionera, que necesita de su rica imaginación y creatividad.
El servicio de las Obras Misionales Pontificias
9.      Las Obras Misionales Pontificias son un instrumento precioso para suscitar en cada comunidad cristiana el deseo de salir de sus propias fronteras y sus seguridades, y remar mar adentro para anunciar el Evangelio a todos. A través de una profunda espiritualidad misionera, que hay que vivir a diario, de un compromiso constante de formación y animación misionera, muchachos, jóvenes, adultos, familias, sacerdotes, religiosos y obispos se involucran para que crezca en cada uno un corazón misionero. La Jornada Mundial de las Misiones, promovida por la Obra de la Propagación de la Fe, es una ocasión favorable para que el corazón misionero de las comunidades cristianas participe, a través de la oración, del testimonio de vida y de la comunión de bienes, en la respuesta a las graves y vastas necesidades de la evangelización.

 Hacer misión con María, Madre de la evangelización
10.  Queridos hermanos y hermanas, hagamos misión inspirándonos en María, Madre de la evangelización. Ella, movida por el Espíritu, recibió la Palabra de vida en lo más profundo de su fe humilde. Que la Virgen nos ayude a decir nuestro «sí» en la urgencia de hacer resonar la Buena Nueva de Jesús en nuestro tiempo; que nos obtenga un nuevo celo de resucitados para llevar a todos el Evangelio de la vida que vence a la muerte; que interceda por nosotros para que podamos adquirir la santa audacia de buscar nuevos caminos para que llegue a todos el don de la salvación

¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE SERVICIO?

El amor en el servicio
Los primeros depositarios o receptores de ese amor servicial deben ser los integrantes de nuestra propia familia


Por: Maleni Grider | Fuente: ACC Agencia de Contenido Católico 


En una de las ocasiones que los discípulos vinieron a Jesús, le preguntaron quién podría ser el primero de entre todos ellos, y Él les respondió: “el de ustedes que quiera ser grande, que se haga el servidor de ustedes, y si alguno de ustedes quiere ser el primero entre ustedes, que se haga el esclavo de todos; hagan como el Hijo del Hombre, que no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por una muchedumbre”. (Mateo 20:26-28)
El servicio fue una de las mayores manifestaciones del amor de Cristo hacia nosotros. Desde que inició su ministerio en la tierra, tras ser bautizado por Juan el Bautista, nuestro Señor dedicó su tiempo a enseñar sobre el reino de los cielos, sanar a los enfermos, ayudar a los necesitados, preparar a sus discípulos, ¡resucitar a los muertos!, etcétera.
Debió ser abrumador, día tras día, permanecer en esa actitud de servicio, ver a las multitudes venir en pos de Él en busca de ayuda, y ofrecer siempre compasión y misericordia a aquellos que lo necesitaban. Sin embargo, es obvio que su servicio era una respuesta natural de su amor. Era éste lo que lo impulsaba a continuar haciendo bien a los demás, y a seguir obedeciendo la voluntad de su Padre.
El servicio de Jesús era parte de su naturaleza humilde. Y dicho servicio fue tan legítimo, tan constante y tan extremo, que pronto se convirtió en sacrificio. El Padre lo envió, pero Jesús decidió entregar su vida voluntariamente por todos nosotros, a pesar de que sabía que al final el precio sería la muerte. Su tiempo, su dedicación, su vida entera fueron dedicados a un propósito específico, a una misión única: la salvación de la humanidad, y no se detuvo sino hasta llegar al final, la cruz.
Lo que debe inspirarnos a servir es el amor. El amor a Dios y el amor a los demás. Dice el apóstol Pablo: “Cualquier trabajo que hagan, háganlo de buena gana, pensando que trabajan para el Señor y no para los hombres”. (Colosenses 3:23). Sin embargo, sabemos que también el amor a los demás nos inspira a servirlos cuando tienen alguna necesidad. No para obtener alabanza y mérito, sino por un amor puro, no sólo incondicional sino sacrificial.
Los primeros depositarios o receptores de ese amor servicial deben ser los integrantes de nuestra propia familia, pues ¿cómo podemos ir y amar a otros si no amamos antes a nuestra familia y hacemos nuestro hogar el lugar óptimo para el servicio?
En la respuesta de Jesús a sus discípulos Él utiliza la palabra siervo, pero también la palabra “esclavo”. Si lo pensamos de manera coloquial, ser esclavo de algo o de alguien no hace sentido, especialmente en este siglo, cuando se habla tanto del amor propio, la autoestima, los derechos civiles, la equidad, etcétera. Pero lo que Cristo quería decir es que, cuando una persona decide servir a los demás, sin límites, aprovechando cada oportunidad, o incluso buscando la oportunidad, su dedicación y entrega pueden ser comparables a las de un esclavo, con la diferencia de que el esclavo lo es en contra de su voluntad, pero quien elige ser “esclavo” de otros sirviéndolos lo hace por deseo propio, y lo hace gozoso, no con amargura.
Dios ama a los que se humillan y los exalta; Dios ama a los que sirven y les da un lugar especial; Dios ama a los que aman y los recompensa abundantemente.