martes, 14 de abril de 2020

Una renovada Caminata de la Fe...

 El fin de semana que viene sería la Caminata de la Fe a los Cerros de Ojozmín, pero este año al no poder realizarse,  vamos a hacer una "Caminata Online". 
Para eso  quienes quieran pueden grabarse contando sus experiencias de las caminatas en las que hayan participado, dando así su testimonio.


Quiénes quieran  participar deben pasarlo por mensaje privado de whatsapp o  al correo marcosrusonu@hotmail.com
Importante
1- El vídeo debe estar grabado con el celular horizontal.
2- No puede pasar los 2 minutos de extensión.
3- Tiempo limite de entrega: Jueves 16 a la noche.

martes, 7 de abril de 2020

miércoles, 1 de abril de 2020

AVISO IMPORTANTE PARA LAS COMUNIDADES



DOMINGO 5 DE ABRIL

  • A LAS 7:30 POR SUR FM
  • A LAS 11.30 POR CANAL 8
Parroquias de Trinidad desde el Colegio San José


domingo, 29 de marzo de 2020

lunes, 16 de marzo de 2020

Aviso importante de Catequesis



La Parroquia Nuestra Señora de Luján comunica a todos los padres que inscribieron a sus hijos para realizar 1er. año de Catequesis, que la reunión planificada para el martes 17 de marzo a las 19.30hs, no se realizará por la prevención pedida por el gobierno nacional y nuestros Obispos ante la pandemia del covid -19.

domingo, 15 de marzo de 2020

COMUNICADO


Material para los jóvenes. Preparación del Encuentro Diocesano de Semana Santa (5)

ITINERARIO AL ENCUENTRO CON DIOS

¿QUIÉN?
·         jóvenes de 14 – 17 años
·         grupo abierto: se puede integrar cualquier joven en cualquier momento del itinerario
¿PORQUÉ?
·         Permitir a los jóvenes de crecer en la vida en Cristo
·         profundizar la fe
·         desarrollar el encuentro personal con Jesús
·         tener coherencia entre la fe y el actuar
·         experimentar la dimensión fraterna
¿QUÉ?
·         Características del itinerario: trinitario, cristocéntrico (Cristo nos revela al Padre y al Espíritu), sencillo, flexible, renovado, integral (todas las dimensiones de la persona), kerigmático, que trabaje con las familias.
·         Estructurado en tres años.
        Año 1 “Dios Padre”: Jesús nos revela al Padre.
          Año 2 “Dios Hijo”: Jesús nos muestra cómo ser hijos
          Año 3 “Dios Espíritu Santo”: Jesús nos enseña cómo vivir en el Espíritu Santo
·         Cada año se divide en 4 bloques.
          Para el año 1 o el año “Dios Padre” los 4 bloques son:
1.   Soy Hijo amado (formulado kerigmáticamente como): “Alguien te ama más que…
2.   Tengo hermanos (Fraternidad): “Somos Familia
3.   Soy Heredero (Creación): “Todo me lo ha dado
4.   Alguien me cuida (Providencia): “Nunca me abandona
·         La idea central de este itinerario es que no gira entorno a temas, sino a experiencias. No se trata de comunicar una idea ej: “Dios es mi Padre”, sino de conducir a una experiencia, experiencia de filiación, fraternidad, ser heredero de parte de Dios, providencia divina, etc…Todos los encuentros dentro del bloque enfocan en la formulación kerigmática. (ésta tiene que estar redactada en segunda persona y siempre enfocada desde la gracia de Dios para evitar caer en voluntarismos).S
·         Para alcanzar el objetivo, se proponen varios tipos de actividades: “enseñanzas”,  talleres, celebraciones litúrgicas, oración, servicio, testimonios, misión, campamentos, convivencias, retiros, participación en actividades de la parroquia (ej fiestas patronales), etc…
·         Un solo bloque no alcanza para agotar todas estas posibilidades de actividad. Durante el transcurso del año el animador tendrá la opción de ir alternando, según le parezca oportuno, las distintas propuestas.
·         Retiro de fin de año juntando todos los jóvenes, con un compromiso
Ø  año 1:  renovación de las promesas del bautismo
Ø  año 2:
Ø  año 3:

HERRAMIENTAS Y RECURSOS
·         Armar una plataforma de herramientas (canciones, dinámicas, juegos, pautas de oración…
·         Armar un grupo de referentes para apoyar según las necesidades
Retiro para los animadores al principio del año. Se trata de vivir juntos una experiencia de encuentro con el Padre, el Hijo o el Esp

Material para los jóvenes. Preparación del Encuentro Diocesano de Semana Santa (4))


ALGUNAS PAUTAS QUE NOS PUEDEN AYUDAR A LA HORA DE PENSAR LOS DISTINTOS ENCUENTROS.

¿DE QUE HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE TESTIMONIO?

Testimonio Cristiano - Simplemente Estamos Llamados a Compartir
El testimonio cristiano es simplemente compartir nuestra fe sincera en Cristo - ¡lo que Él ha hecho personalmente para cambiar nuestras vidas! No estamos llamados a llevar a alguien al cielo a fuerza de discusiones y debates. ¡Simplemente, estamos llamados a compartir! Como en la sala de la corte, estamos llamados a ser testigos del Evangelio, no a ser el abogado, ni el juez, ni el jurado... ¡Déjele eso a Dios!

¿DE QUE HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE MISIÓN?

Papa Francisco © L'Osservatore Romano
“La misión en el corazón de la fe cristiana” (texto completo)
Mensaje del Papa Francisco 2017
 (ZENIT – Ciudad del Vaticano, 4 de mayo 2017). – “La misión en el corazón de la fe cristiana” es el tema del mensaje del Papa Francisco para la 91ª jornada misionera mundial, que se celebrará el 22 de octubre de 2017. En el texto publicado el 4 de junio, en la fiesta de pentecostés, el Papa subraya que “la Iglesia es misionera por naturaleza”.
“Si no es el caso, añade, no será más la Iglesia de Cristo sino una asociación entre tantas otras que, rápidamente, terminará por acabarse su meta es desaparecer”.
El Papa invita a cuestionarse “en lo tocante a nuestra identidad cristiana y a nuestras responsabilidades como, creyentes en un mundo confuso por tantas ilusiones, herido por tantas frustraciones y desgarrado por numerosas guerras fratricidas que afectan de forma injusta sobre todo a los inocentes. ¿cuál es el fundamento de la misión? ¿Cuál es el corazón de la misión? ¿Cuáles son las actitudes vitales de la misión?
La misión de la Iglesia, explica, no es “la difusión de una ideología religiosa ni la proposición de una ética sublime”: “es Jesucristo que continúa actuando y evangelizando”. En efecto. “el Evangelio es una Persona, que se ofrece continuamente”.
“El mundo tiene necesidad esencialmente del evangelio de Jesucristo” insiste el Papa Francisco. Subraya el papel particular de los jóvenes que “representan la esperanza de la misión”.


La misión en el corazón de la fe cristiana
Queridos hermanos y hermanas:
Este año la Jornada Mundial de las Misiones nos vuelve a convocar entorno a la persona de Jesús, «el primero y el más grande evangelizador» (Pablo VI, Exhort. ap. Evangelii nuntiandi, 7), que nos llama continuamente a anunciar el Evangelio del amor de Dios Padre con la fuerza del Espíritu Santo. Esta Jornada nos invita a reflexionar de nuevo sobre la misión en el corazón de la fe cristiana. De hecho, la Iglesia es misionera por naturaleza; si no lo fuera, no sería la Iglesia de Cristo, sino que sería sólo una asociación entre muchas otras, que terminaría rápidamente agotando su propósito y desapareciendo. Por ello, se nos invita a hacernos algunas preguntas que tocan nuestra identidad cristiana y nuestras responsabilidades como creyentes, en un mundo confundido por tantas ilusiones, herido por grandes frustraciones y desgarrado por numerosas guerras fratricidas, que afectan de forma injusta sobre todo a los inocentes. ¿Cuál es el fundamento de la misión? ¿Cuál es el corazón de la misión? ¿Cuáles son las actitudes vitales de la misión?
 La misión y el poder transformador del Evangelio de Cristo, Camino, Verdad y Vida
1.      La misión de la Iglesia, destinada a todas las personas de buena voluntad, está fundada sobre la fuerza transformadora del Evangelio. El Evangelio es la Buena Nueva que trae consigo una alegría contagiosa, porque contiene y ofrece una vida nueva: la de Cristo resucitado, el cual, comunicando su Espíritu dador de vida, se convierte en Camino, Verdad y Vida por nosotros (cf. Jn 14,6). Es Camino que nos invita a seguirlo con confianza y valor. Al seguir a Jesús como nuestro Camino, experimentamos la Verdad y recibimos su Vida, que es la plena comunión con Dios Padre en la fuerza del Espíritu Santo, que nos libera de toda forma de egoísmo y es fuente de creatividad en el amor.

2.      Dios Padre desea esta transformación existencial de sus hijos e hijas; transformación que se expresa como culto en espíritu y en verdad (cf. Jn 4,23-24), en una vida animada por el Espíritu Santo en la imitación del Hijo Jesús, para gloria de Dios Padre. «La gloria de Dios es el hombre viviente» (Ireneo, Adversus haereses IV, 20,7). De este modo, el anuncio del Evangelio se convierte en palabra viva y eficaz que realiza lo que proclama (cf. Is 55,10-11), es decir Jesucristo, el cual continuamente se hace carne en cada situación humana (cf. Jn 1,14).
 La misión y el kairos de Cristo
3.      La misión de la Iglesia no es la propagación de una ideología religiosa, ni tampoco la propuesta de una ética sublime. Muchos movimientos del mundo saben proponer grandes ideales o expresiones éticas sublimes. A través de la misión de la Iglesia, Jesucristo sigue evangelizando y actuando; por eso, ella representa el kairos, el tiempo propicio de la salvación en la historia. A través del anuncio del Evangelio, Jesús se convierte de nuevo en contemporáneo nuestro, de modo que quienes lo acogen con fe y amor experimentan la fuerza transformadora de su Espíritu de Resucitado que fecunda lo humano y la creación, como la lluvia lo hace con la tierra. «Su resurrección no es algo del pasado; entraña una fuerza de vida que ha penetrado el mundo. Donde parece que todo ha muerto, por todas partes vuelven a aparecer los brotes de la resurrección. Es una fuerza imparable» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 276).

4.      Recordemos siempre que «no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva» (Benedicto XVI, Carta enc. Deus caritas est, 1). El Evangelio es una persona, que continuamente se ofrece y continuamente invita a los que la reciben con fe humilde y laboriosa a compartir su vida mediante la participación efectiva en su misterio pascual de muerte y resurrección. El Evangelio se convierte así, por medio del Bautismo, en fuente de vida nueva, libre del dominio del pecado, iluminada y transformada por el Espíritu Santo; por medio de la Confirmación, se hace unción fortalecedora que, gracias al mismo Espíritu, indica caminos y estrategias nuevas de testimonio y de proximidad; y por medio de la Eucaristía se convierte en el alimento del hombre nuevo, «medicina de inmortalidad» (Ignacio de Antioquía, Epístola ad Ephesios, 20,2).

5.      El mundo necesita el Evangelio de Jesucristo como algo esencial. Él, a través de la Iglesia, continúa su misión de Buen Samaritano, curando las heridas sangrantes de la humanidad, y de Buen Pastor, buscando sin descanso a quienes se han perdido por caminos tortuosos y sin una meta. Gracias a Dios no faltan experiencias significativas que dan testimonio de la fuerza transformadora del Evangelio. Pienso en el gesto de aquel estudiante Dinka que, a costa de su propia vida, protegió a un estudiante de la tribu Nuer que iba a ser asesinado. Pienso en aquella celebración eucarística en Kitgum, en el norte de Uganda, por aquel entonces, ensangrentada por la ferocidad de un grupo de rebeldes, cuando un misionero hizo repetir al pueblo las palabras de Jesús en la cruz: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?», como expresión del grito desesperado de los hermanos y hermanas del Señor crucificado. Esa celebración fue para la gente una fuente de gran consuelo y valor. Y podemos pensar en muchos, numerosísimos testimonios de cómo el Evangelio ayuda a superar la cerrazón, los conflictos, el racismo, el tribalismo, promoviendo en todas partes y entre todos la reconciliación, la fraternidad y el saber compartir.
 La misión inspira una espiritualidad de éxodo continuo, peregrinación y exilio
6.      La misión de la Iglesia está animada por una espiritualidad de éxodo continuo. Se trata de «salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 20). La misión de la Iglesia estimula una actitud de continua peregrinación a través de los diversos desiertos de la vida, a través de las diferentes experiencias de hambre y sed, de verdad y de justicia. La misión de la Iglesia propone una experiencia de continuo exilio, para hacer sentir al hombre, sediento de infinito, su condición de exiliado en camino hacia la patria final, entre el «ya» y el «todavía no» del Reino de los Cielos.
7.      La misión dice a la Iglesia que ella no es un fin en sí misma, sino que es un humilde instrumento y mediación del Reino. Una Iglesia autorreferencial, que se complace en éxitos terrenos, no es la Iglesia de Cristo, no es su cuerpo crucificado y glorioso. Es por eso que debemos preferir «una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades» (ibíd., 49).
Los jóvenes, esperanza de la misión
8.      Los jóvenes son la esperanza de la misión. La persona de Jesús y la Buena Nueva proclamada por él siguen fascinando a muchos jóvenes. Ellos buscan caminos en los que poner en práctica el valor y los impulsos del corazón al servicio de la humanidad. «Son muchos los jóvenes que se solidarizan ante los males del mundo y se embarcan en diversas formas de militancia y voluntariado […]. ¡Qué bueno es que los jóvenes sean “callejeros de la fe”, felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, a cada plaza, a cada rincón de la tierra!» (ibíd., 106). La próxima Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar en el año 2018 sobre el tema «los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional», se presenta como una oportunidad providencial para involucrar a los jóvenes en la responsabilidad misionera, que necesita de su rica imaginación y creatividad.
El servicio de las Obras Misionales Pontificias
9.      Las Obras Misionales Pontificias son un instrumento precioso para suscitar en cada comunidad cristiana el deseo de salir de sus propias fronteras y sus seguridades, y remar mar adentro para anunciar el Evangelio a todos. A través de una profunda espiritualidad misionera, que hay que vivir a diario, de un compromiso constante de formación y animación misionera, muchachos, jóvenes, adultos, familias, sacerdotes, religiosos y obispos se involucran para que crezca en cada uno un corazón misionero. La Jornada Mundial de las Misiones, promovida por la Obra de la Propagación de la Fe, es una ocasión favorable para que el corazón misionero de las comunidades cristianas participe, a través de la oración, del testimonio de vida y de la comunión de bienes, en la respuesta a las graves y vastas necesidades de la evangelización.

 Hacer misión con María, Madre de la evangelización
10.  Queridos hermanos y hermanas, hagamos misión inspirándonos en María, Madre de la evangelización. Ella, movida por el Espíritu, recibió la Palabra de vida en lo más profundo de su fe humilde. Que la Virgen nos ayude a decir nuestro «sí» en la urgencia de hacer resonar la Buena Nueva de Jesús en nuestro tiempo; que nos obtenga un nuevo celo de resucitados para llevar a todos el Evangelio de la vida que vence a la muerte; que interceda por nosotros para que podamos adquirir la santa audacia de buscar nuevos caminos para que llegue a todos el don de la salvación

¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE SERVICIO?

El amor en el servicio
Los primeros depositarios o receptores de ese amor servicial deben ser los integrantes de nuestra propia familia


Por: Maleni Grider | Fuente: ACC Agencia de Contenido Católico 


En una de las ocasiones que los discípulos vinieron a Jesús, le preguntaron quién podría ser el primero de entre todos ellos, y Él les respondió: “el de ustedes que quiera ser grande, que se haga el servidor de ustedes, y si alguno de ustedes quiere ser el primero entre ustedes, que se haga el esclavo de todos; hagan como el Hijo del Hombre, que no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por una muchedumbre”. (Mateo 20:26-28)
El servicio fue una de las mayores manifestaciones del amor de Cristo hacia nosotros. Desde que inició su ministerio en la tierra, tras ser bautizado por Juan el Bautista, nuestro Señor dedicó su tiempo a enseñar sobre el reino de los cielos, sanar a los enfermos, ayudar a los necesitados, preparar a sus discípulos, ¡resucitar a los muertos!, etcétera.
Debió ser abrumador, día tras día, permanecer en esa actitud de servicio, ver a las multitudes venir en pos de Él en busca de ayuda, y ofrecer siempre compasión y misericordia a aquellos que lo necesitaban. Sin embargo, es obvio que su servicio era una respuesta natural de su amor. Era éste lo que lo impulsaba a continuar haciendo bien a los demás, y a seguir obedeciendo la voluntad de su Padre.
El servicio de Jesús era parte de su naturaleza humilde. Y dicho servicio fue tan legítimo, tan constante y tan extremo, que pronto se convirtió en sacrificio. El Padre lo envió, pero Jesús decidió entregar su vida voluntariamente por todos nosotros, a pesar de que sabía que al final el precio sería la muerte. Su tiempo, su dedicación, su vida entera fueron dedicados a un propósito específico, a una misión única: la salvación de la humanidad, y no se detuvo sino hasta llegar al final, la cruz.
Lo que debe inspirarnos a servir es el amor. El amor a Dios y el amor a los demás. Dice el apóstol Pablo: “Cualquier trabajo que hagan, háganlo de buena gana, pensando que trabajan para el Señor y no para los hombres”. (Colosenses 3:23). Sin embargo, sabemos que también el amor a los demás nos inspira a servirlos cuando tienen alguna necesidad. No para obtener alabanza y mérito, sino por un amor puro, no sólo incondicional sino sacrificial.
Los primeros depositarios o receptores de ese amor servicial deben ser los integrantes de nuestra propia familia, pues ¿cómo podemos ir y amar a otros si no amamos antes a nuestra familia y hacemos nuestro hogar el lugar óptimo para el servicio?
En la respuesta de Jesús a sus discípulos Él utiliza la palabra siervo, pero también la palabra “esclavo”. Si lo pensamos de manera coloquial, ser esclavo de algo o de alguien no hace sentido, especialmente en este siglo, cuando se habla tanto del amor propio, la autoestima, los derechos civiles, la equidad, etcétera. Pero lo que Cristo quería decir es que, cuando una persona decide servir a los demás, sin límites, aprovechando cada oportunidad, o incluso buscando la oportunidad, su dedicación y entrega pueden ser comparables a las de un esclavo, con la diferencia de que el esclavo lo es en contra de su voluntad, pero quien elige ser “esclavo” de otros sirviéndolos lo hace por deseo propio, y lo hace gozoso, no con amargura.
Dios ama a los que se humillan y los exalta; Dios ama a los que sirven y les da un lugar especial; Dios ama a los que aman y los recompensa abundantemente.